La consola portátil que emula a todas las antiguas

Rupert Murdoch llama a la rebelión de los medios contra Google y el resto de buscadores (Forbes), a los que acusa de robar a las publicaciones. Por otro lado, Henry Potter en The Guardian califica a Google de "amenaza amoral" para la industria de los contenidos, con el caso de los vídeos de música en Reino Unido como ejemplo: Google prefirió sacar los vídeos de Youtube a pagar la comisión que pedían por reproducción los propietarios de los derechos (El Mundo). La queja de fondo, el intermediario es quien hace el gran negocio.

Aunque Youtube y el buscador son dos casos diferentes - en el segundo Google redirige tráfico, en el primero comercializa en exclusiva los contenidos - los problemas de la industria de los contenidos con ambos tiene una raíz común: el problema no es Google, es la abundancia de contenidos. Esta abundancia es la que provoca que el buscador sea el intermediario al que acuden los usuarios, único capaz de resolver todas las preguntas, o al sitio de vídeos "donde está todo". Ella misma es la que provoca que Google tenga en ambos una posición de mercado francamente dominante, con lo que puede establecer los márgenes que más le conviene sin transparencia alguna.

Si realmente los grandes actores de la industria de los contenidos creen que el mayor valor de Google es la indexación de sus contenidos, crear su propio buscador y salir de Google es algo que pueden hacer sin dificultad. En el vídeo tenemos este modelo ya en marcha, con Hulu como máximo exponente. El problema para los periódicos es que difícilmente es exportable a la web de texto: en ella la abundancia y la especialización es tal que querer generar una nueva escasez se plantea como un esfuerzo inútil.

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